Echa tu pan sobre las aguas, que después de muchos días lo hallarás. 2 reparte tu porción con siete, o aun con ocho, porque no sabes qué mal puede venir sobre la tierra.
3 Si las nubes están llenas, derraman lluvia sobre la tierra; Y caiga el árbol al sur o al norte, donde cae el árbol allí se queda. 4 el que observa el viento no siembra, y el que mira las nubes no siega. 5 Como no sabes cuál es el camino del viento, o cómo se forman los huesos en el vientre de la mujer encinta, tampoco conoces la obra de Dios que hace todas las cosas. 6 de mañana siembra tu semilla y a la tarde no des reposo a tu mano; porque no sabes si esto o aquello prosperará, o si ambas cosas serán igualmente buenas. - Eclesiastés 11:1-6
En nuestro caminar con Dios, Él a veces nos lleva a un lugar que no esperábamos, a donde “no hay nada”, en lugar de la dirección de la promesa. Esto puede hacer que lleguemos a cuestionar sus planes. Pero debemos resistir el querer tener a un Dios que podamos controlar.
La historia, y nuestra propia vida, demuestran que él es un Dios en el que podemos confiar. Si solo seguimos adelante cuando entendemos lo que él está haciendo nos quedaremos cortos de experimentar sus inexplicables maravillas. La vida es una aventura de fe, y cada uno de nosotros somos como el sembrador que hecha la semilla confiando en Dios por la cosecha.
Si meditamos en su fidelidad y su amor, nuestras dudas y confusiones se desvanecerán en la esperanza que tenemos en él.
3 Si las nubes están llenas, derraman lluvia sobre la tierra; Y caiga el árbol al sur o al norte, donde cae el árbol allí se queda. 4 el que observa el viento no siembra, y el que mira las nubes no siega. 5 Como no sabes cuál es el camino del viento, o cómo se forman los huesos en el vientre de la mujer encinta, tampoco conoces la obra de Dios que hace todas las cosas. 6 de mañana siembra tu semilla y a la tarde no des reposo a tu mano; porque no sabes si esto o aquello prosperará, o si ambas cosas serán igualmente buenas. - Eclesiastés 11:1-6
En nuestro caminar con Dios, Él a veces nos lleva a un lugar que no esperábamos, a donde “no hay nada”, en lugar de la dirección de la promesa. Esto puede hacer que lleguemos a cuestionar sus planes. Pero debemos resistir el querer tener a un Dios que podamos controlar.
La historia, y nuestra propia vida, demuestran que él es un Dios en el que podemos confiar. Si solo seguimos adelante cuando entendemos lo que él está haciendo nos quedaremos cortos de experimentar sus inexplicables maravillas. La vida es una aventura de fe, y cada uno de nosotros somos como el sembrador que hecha la semilla confiando en Dios por la cosecha.
Si meditamos en su fidelidad y su amor, nuestras dudas y confusiones se desvanecerán en la esperanza que tenemos en él.
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